Sistema nacional de cuidados

Pocos países de la región cuentan con sistemas nacionales de cuidado y con el reconocimiento de los cuidados como un derecho fundamental, señala la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), de la Organización de Estados Americanos (OEA). México no está en ese grupo.

En este país, durante el último trimestre de 2021 más de 22 millones de personas no tuvieron disponibilidad de buscar un empleo remunerado porque ya se dedicaban al trabajo del hogar y de cuidados, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). De ellas, el 93% son mujeres, es decir, más de 20.5 millones.

La CIM acaba de publicar el reporte Covid-19 en la vida de las mujeres: Hallazgos y recomendaciones sobre la emergencia de los cuidados, en el que informa los avances sobre el tema en los Estados miembro. En el documento, destaca que la creación de un sistema de cuidados es una inversión y no un gasto. Entre las ventajas económicas menciona:

Permite la participación plena e igualitaria de las mujeres en el mercado laboral formal
Los ingresos laborales que ellas obtengan impactan en el consumo y recaudación de impuestos
Se incrementa la recaudación fiscal, genera trabajos y mayor riqueza
Garantiza el acceso y universalidad de cuidados de calidad a las personas cuidado-dependientes

“Algunos (países) han avanzado hacia el desarrollo de políticas concretas y aprobación de marcos normativos. En otros, incluso se ha avanzado en la implementación de sistemas nacionales de cuidados”, pero la mayoría no lo ha hecho, se destaca en el reporte.

Los buenos ejemplos en la materia
“Los cuidados son un elemento para combatir la pobreza a largo plazo, tanto para las personas cuidadoras, como para las personas que reciben cuidados de calidad, sobre todo en la primera infancia”, se destaca en el informe.

El aporte económico de estas tareas debería impactar en la seguridad social y en la calidad de vida de quienes cuidan, señala la OIM, pero no es así. En México, el trabajo de cuidados y del hogar no remunerado genera más de 6.4 billones de pesos, de los cuales el 73.3% lo aportan las mujeres, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Construir una red de cuidados en el que intervenga el Estado, sociedad y empresa ayudaría a garantizar “la igualdad y equidad y a cimentar la autonomía y el empoderamiento económico de las mujeres”.

Costa Rica es quizá el país más avanzado. Cuenta con la Red de Desarrollo y Cuidado Infantil (Redcudi) desde hace varios años y en 2018 creó el Sistema Nacional de Cuidados con enfoque en personas de la tercera edad. Y, por ley, tiene con una cuenta satélite para la medición de los trabajos domésticos y de cuidados no remunerados.

A finales de 2020 e inicios de 2021 el Poder Legislativo de dicha nación aprobó una serie de leyes con programas y subsidios de apoyo económico y flexibilidad laboral para personas cuidadoras.

Chile y Uruguay le siguen los pasos. Este último país cuenta con el Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC), el cual está siendo evaluado y revisado para incluir de manera amplia a las personas adultas mayores. También tiene una política de cuidado y desarrollo de la primera infancia.

En el caso de Chile hay una demanda, principalmente de grupos feministas, para que la nueva Constitución incorpore el derecho al cuidado y que también se reconozca como un trabajo.

Sin embargo, aunque su Carta Magna aún no lo contempla, existe ya el programa “Chile Cuida”, el cual forma parte del Sistema de Protección Social del Estado y está dirigido a personas en situación dependencia, sus cuidadores y cuidadoras, sus hogares y su red de apoyo.

En México, desde noviembre de 2020, la Cámara de Diputados aprobó una reforma constitucional para reconocer el cuidado como un derecho humano. Dicha modificación también prevé la creación del sistema nacional de cuidados, pero el proyecto está en la congeladora del Senado.

No reporta avances en considerarlo como un trabajo dentro de las cadenas de valor. En este punto, con excepción de Costa Rica, ningún país reporta medidas concretas.

Tampoco se están ejecutando acciones precisas para lograr que los hombres asuman su corresponsabilidad en el trabajo de cuidados. México no está sólo en esto, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Guatemala, Santa Lucía y Surinam, le acompañan en la displicencia.

Acciones concretar para avanzar

Las recomendaciones de la CIM, basadas en las propias propuestas de acción de los países, para avanzar en la creación de sistemas de cuidados son:

Reconocimiento del derecho al cuidado y de cuidar. Para ello es necesario también que cumplan e implementen los acuerdos internacionales contraídos y con la normativa interna.
Considerarlos como parte de la cadena de valor. Se requiere el reconocimiento laboral de quienes se dedican a cuidar de manera remunerada. También, diseñar, monitorear y evaluar políticas públicas sobre el impacto del teletrabajo en dinámicas del hogar.
Integrar los cuidados en los servicios sociales esenciales. Esto se refiere a la afiliación de las personas cuidadoras en los sistemas de seguridad social.
Corresponsabilidad de los hombres. Crear “campañas de comunicación permanentes sobre cuidados y corresponsabilidad social y nuevas masculinidades”.
Los cuidados como eje transversal. La coordinación interinstitucional es fundamental, incluso a nivel internacional. También debe haber una “retroalimentación con otros subsistemas: primera infancia, personas mayores y personas con discapacidad”.

“La emergencia global de los cuidados es un reto estructural para la participación en igualdad de condiciones de las mujeres en el mercado laboral, y por tanto es imperativo que el abordaje de los cuidados sea parte inherente y transversal de las políticas de recuperación económica”, se concluye en el informe.

Con información de Blanca Juárez, El Economista.

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