Cooperativa Plásticos Palestina Galindo transforma plástico reciclado en envases y goteros de alta calidad

Hace más de dos décadas, la familia Palestina Galindo, residente en el pueblo de San Salvador Cuauhtenco, en Milpa Alta, decidió hacer del reciclaje un modo de vida al transformar botellas de plástico en floreros y macetas. Con dedicación y constancia, actualmente produce envases de diferentes tamaños de grado alimenticio y goteros.

Rosa Galindo, jefa de familia, recuerda que recibía de los camiones de basura las botellas de plástico, que también recolectaba de la calle. Luego las lavaba, secaba, molía en una tolva y transformaba en la máquina hechiza, que con moldes diferentes elaboraba variadas figuras.

Sin embargo, junto con sus hijos, optó por elaborar envases de plástico y goteros, con capacidad que va desde 5 mililitros (el más pequeño) hasta dos litros, debido a la demanda en el mercado que desató la emergencia sanitaria de covid-19.

Entrevistada en el taller que alberga tres máquinas hechizas, dos compresoras, dos tolvas y un sistema eléctrico trifásico, utilizados para elaborar los plásticos a una temperatura de 170 grados centígrados, Galindo señaló que atendieron pedidos de envases para diversos proveedores de negocios en la capital, que demandaron recipientes para colocar gel antibacterial.

En 2022, el negocio familiar decidió constituirse en la cooperativa Plásticos Palestina Galindo, para formalizar su actividad, buscar nuevos clientes y crecer.

La Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo entregó dos apoyos económicos por 200 mil pesos, que les permitieron comprar piezas como un tornillo de 25 mil pesos, moldes de 10 a 30 mil pesos y mantenimiento para las máquinas.

Acompañada por los integrantes de Plásticos Palestina Galindo (Diana, Jesús, Rubí y Juan Carlos), aseguró que la cooperativa da la batalla como una empresa mexicana, que busca también ser una opción de fuente de empleo en el pueblo, pues actualmente cuenta con una plantilla de 10 trabajadores, quienes laboran en tres turnos de lunes a sábado.

Juan Carlos, hijo de Rosa Galindo, estudió en el Instituto Tecnológico de Milpa Alta, lo que le ha dado posibilidad de adecuar sistemas eléctricos a la maquinaria hechiza. Comentó que el reto a corto plazo es tener su marca, eslogan y logotipo en los envases que produce la cooperativa.

Agregó en que han logrado enviar recipientes de distintos tamaños a los estados de México, Puebla, Veracruz, Guerrero y Oaxaca. En esta última entidad atendieron un pedido de 20 mil piezas hace unos días.

Queremos llegar a más lugares, hacer nuestro logotipo, para que ubiquen nuestros productos, que tienen calidad. También queremos participar en exposiciones, para que nos conozcan los proveedores, explicó.

Rosa coincidió en la necesidad de encontrar nuevos clientes, lo que permitirá la compra de maquinaria nueva y automatizada, para que en el largo plazo seamos más competitivos, hasta en el norte del país, donde hay empresas muy fuertes con mucha maquinaria. Por lo pronto, estamos contentos.

Adelantó que con un próximo apoyo económico que le entreguen las autoridades capitalinas, podrá adquirir más piezas para la maquinaria, construir una bodega y una oficina para atender a sus trabajadores y clientes.

Los productos de la familia son elaborados de plástico HDPE (polietileno de alta densidad, por sus siglas en inglés), que compran a Petróleos Mexicanos y otras empresas, con el propósito de cumplir con los requisitos del grado alimenticio.

Juan Carlos indicó que el uso de plástico es infinito y 100 por ciento reciclable, es decir, no hay merma y se utiliza para la elaboración de cualquier pedido, hasta de artículos para fiestas infantiles.

Con información de Elba Mónica Bravo y Foto Roberto García, La Jornada.↵