Conmemoración de la marcha encabezada por el rector Javier Barros Sierra en 1968

El 1 de agosto de 1968, el ingeniero Javier Barros Sierra, rector de la UNAM, encabezó una multitudinaria marcha en protesta por el desalojo de los estudiantes en San Ildefonso, ocurrido dos días antes. La manifestación llegó hasta el cruce de Insurgentes y Félix Cuevas, donde hoy se encuentra un pequeño monumento que recuerda el suceso.

Decenas de miles de estudiantes –algunos cálculos estiman la asistencia en 100 mil– universitarios, politécnicos, normalistas y de la Universidad Autónoma de Chapingo marcharon junto con el rector, profesores y funcionarios de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Aunque se preveía que la marcha iría de Ciudad Universitaria al Zócalo, la ruta tuvo que cambiar luego de que Barros Sierra recibió informes de que soldados y tanques del Ejército se encontraban en las inmediaciones del Parque Hundido, en la colonia Del Valle, para reprimir a los manifestantes.

Por ello, antes de partir, el rector se dirigió a los estudiantes: “Necesitamos demostrar al pueblo de México que somos una comunidad responsable, que merecemos la autonomía”. Haremos, expresó, no sólo la defensa de la autonomía; exigiremos la libertad de profesores y estudiantes presos, así como el cese de la represión.

hubo “un gran despliegue de fuerzas armadas en la avenida Insurgentes, a la altura de la Ciudad de los Deportes” (sitio donde se encuentran la Plaza México y el actual estadio Azul), para contener a los manifestantes si pretendían llegar a la Plaza de la Constitución. Vehículos artillados y de transporte de personal, así como soldados de infantería, permanecieron durante varios días estacionados en el lugar. De allí saldrían para tomar Ciudad Universitaria la madrugada del 18 de septiembre.

“La autonomía de la universidad es, esencialmente, la libertad de enseñar, investigar y difundir la cultura. Estas funciones deben respetarse. Los problemas académicos, administrativos y políticos internos deben ser resueltos, exclusivamente, por los universitarios. En ningún caso es admisible la intervención de agentes exteriores y, por otra parte, el cabal ejercicio de la autonomía requiere respeto a los recintos universitarios.” Rector

Javier Barros Sierra

Con información de Animal político. La Jornada.

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