Las personas vacunadas deben usar cubrebocas porque pueden ser transmisoras de COVID

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos recomiendan usar cubrebocas a los vacunados contra la COVID-19  ante las nuevas variantes.

Según la última guía de esa autoridad sanitaria, se aconseja a las personas parcial o completamente vacunadas que usen cubrebocas en “entornos públicos cerrados” en lugares con niveles de transmisión “sustancial”,  es decir, que aunque sea aire libre pero haya muchas personas, así como se ha indicado el uso de cubrebocas en escuelas de cara al próximo curso escolar.

Las vacunas contra el COVID demostraron ser efectivas contra las versiones más duras de la enfermedad que conllevan hospitalización y muerte. Pero expertos afirman que no es igual para todos y que la gente debe considerar factores como la transmisión comunitaria, los niveles de riesgo personal y de quienes les rodean.

El nuevo consejo de “enmascaramiento” del CDC se basó en parte en datos que muestran que el virus puede prosperar en las vías respiratorias de las personas vacunadas. “Una nueva investigación mostró que las personas vacunadas infectadas con la variante Delta portan enormes cantidades del virus en la nariz y la garganta”, expresó  la Dra. Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Eso significa que las personas completamente inmunizadas deberán usar cubrebocas para prevenir contagiar sobre todo a infantes, personas adultas mayores o con sistemas inmunológicos débiles u enfermedades crónicas.

Además debe prevalecer el uso de cubrebocas porque la variante Delta es dos veces más contagiosa que el virus original, y un estudio sugirió que la cantidad de virus en personas no vacunadas infectadas con Delta podría ser mil veces mayor que la observada en personas infectadas con la versión original del virus.

Los nuevos datos no significan que las vacunas sean ineficaces. Las vacunas aún previenen poderosamente las enfermedades graves y la muerte, como se suponía que debían hacerlo, y las personas con infecciones irruptivas rara vez terminan en un hospital.

 Las anécdotas de grupos de infecciones irruptivas se han vuelto cada vez más frecuentes, con grupos de personas vacunadas que informan resfriados, dolor de cabeza, dolor de garganta o pérdida del gusto u olfato, síntomas de una infección en el tracto respiratorio superior.

Pero la inmensa mayoría no acaba necesitando cuidados médicos intensivos, porque las defensas inmunitarias producidas por la vacuna destruyen el virus antes de que llegue a los pulmones. “Seguiremos viendo un impacto enorme, enorme, enorme en la gravedad de la enfermedad y la hospitalización”, dijo Michal Tal, inmunólogo de la Universidad de Stanford. “Eso es realmente para lo que se hizo la vacuna”.

Aún así, cuando el virus intenta penetrar en los pulmones, las células inmunitarias de las personas vacunadas aumentan y eliminan rápidamente la infección antes de que cause muchos estragos. Eso significa que las personas vacunadas deben estar infectadas y ser contagiosas durante un período de tiempo mucho más corto que las personas no vacunadas, dijo el Dr. Lund. “Pero eso no significa que en esos primeros días, cuando están infectados, no puedan transmitirlo a otra persona”, agregó.

Con información de Infobae.

 

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