Mala paga, trabajo de cuidados

Era un gesto considerado caritativo, generoso, amoroso incluso santificante que recaía, sin preguntas ni cuestionamientos en la mayoría de los casos en las mujeres.  El trabajo de cuidados no tuvo su aparición en la escena pública ni la importancia debida hasta que comenzaron a brotar con más intensidad y gravedad las secuelas del agotamiento físico, mental y emocional del cuidador por sobre quien cuidaba.

Hoy se conoce una diferenciación entre cuidadores formales que recibieron una preparación previa y profesional para hacer su trabajo, con asignación de tareas específicas, horarios y paga, y los informales, que por azares del destino o la construcción de roles por género les tocó bailar con la más fea: hacer la labor sin remuneración.

En México, como en el mundo, ser mujer es una consigna para desarrollar esta actividad sin reclamos ni pago.  Se sabe que, la Distribución porcentual del Tiempo Total de Trabajo (TTT) no remunerado a la semana es del 49.4 en la población de 12 años y más, que incluye el trabajo doméstico, el trabajo de cuidados y el voluntario; de acuerdo a la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo ENUT 2019, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y el Instituto de las Mujeres INMUJERES.

Que el Trabajo No Remunerado por Hora (TNRH) promedio semanal en el rubro de trabajo doméstico en el hogar es de 30.8 para las mujeres y 11.6 para los hombres mientras que en el trabajo de cuidados es de 12.3 para ellas y 5.4 para ellos. Aunque todos somos potencialmente candidatos para ser cuidados en algún momento de nuestra vida, hay segmentos de la población que por su edad y/o condición requieren asistencia temporal o permanente:  los infantes, las personas enfermas, las personas de la tercera edad, las personas con discapacidad, por ejemplo.

También, en el ENUT 2019, aparece el Trabajo No Remunerado por Hora (TNRH) promedio semanal en 12.2 hecho por mujeres hacia personas enfermas, con discapacidad temporal o permanentemente, mientras que los hombres lo hacen 6.7.

En tiempo reciente, las madres, abuelas, hermanas, tías de personas con discapacidad han dado la batalla para visibilizar el tema y pedir al Estado, se responsabilice de diseñar políticas públicas que garanticen servicios para la persona a cuidar y la atención a la persona que cuida, como fue la reforma en el artículo 4 y 73 de nuestra Constitución al citar como un derecho cuidar y ser cuidado y un Sistema Nacional de Cuidados aún sin despertar.

A propósito del día internacional del cuidador, el pasado viernes 5 de noviembre, el tema se colocó en la agenda. El desafío acá es mantener la figura del cuidador como un recurso momentáneo, temporal y pasajero, en tanto la persona a cuidar toma las riendas de su vida, en algunos casos, en el resto, será necesaria como acompañante, asistente, apoyo para cuidar y mantener la supervivencia.

Visibilizar y materializar los esfuerzos para la figura del cuidador antes, durante y después de su labor y al mismo tiempo empujar (obligar) al Estado, a mirar con seriedad las distintas condiciones de la persona en cada ciclo de la vida. Las dos personas importan.

Primero Persona.

Con información de Verónica Rocha, Milenio.

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