Deconectarse del trabajo en vacaciones

Desconectar de tus tareas diarias es importante para despejar tu mente y volver a ganar capacidad operativa. Eso sí, nadie dijo que fuera sencillo. Si no tienes la suerte de cortar por lo sano con tu trabajo en periodos de descanso, algunos cambios en tu comportamiento podrían ayudarte a conseguir un descanso más eficaz.

Seguro que has oído alguna vez la palabra “workaholic”, o adicto al trabajo, en español. Esta acepción hace referencia a una actitud, que podría ser una afección según apuntan algunos estudios, en los que el trabajo es la máxima prioridad. No todas las personas dedicadas son adictas al trabajo, sino que en el sentido estricto un “workaholic” se define por la implicación que tiene su dedicación en su vida.

En otras palabras, que puede resultar un problema para su salud. Aunque no lleguemos a la adicción al trabajo, este, a veces, por mecanismos que se desconocen a nivel científico, y que resultan complejos, puede llegar a metérsenos en la cabeza hasta el punto de no ser capaces de desconectar de nuestras labores profesionales.

Esto aumenta nuestros niveles de estrés, nuestra capacidad para trabajar y nuestra salud, como decíamos. Una de las manifestaciones de este exceso de atención en el trabajo, lleguemos a la “adicción” o no, es el síndrome conocido como “burnout”. Este, en realidad, es definido por la OMS como un fenómeno ocupacional de gran prevalencia, producto de un estrés laboral que no se ha resuelto ni manejado exitosamente.

El “burnout”, o síndrome del trabajador quemado, implica un agotamiento patente, un distanciamiento con el trabajo (y menor rendimiento profesional), pero sin poder desconectar del mismo. Llegar a este punto significa que hemos superado el límite de nuestra capacidad de dedicación a una responsabilidad laboral.

¿Qué consecuencias tiene el exceso de estrés laboral?

El “burnout” es solo una de las manifestaciones que puede tener el no saber desconectar del trabajo. El estrés puede manifestarse con un sinfín de problemas de salud que afectan en diversos ámbitos de nuestra vida: desde nuestra capacidad afectiva o los niveles de satisfacción en nuestro día a día, a la posibilidad de sufrir un accidente cerebrovascular con consecuencias mucho más peligrosas.

El estrés es un concepto muy general que puede aplicarse tanto a nivel emocional como a nivel fisiológico, pero ambos están relacionados de manera directa. Así, un nivel de estrés psicológico elevado está directamente implicado en una mayor probabilidad de sufrir ataques al corazón, enfermedades varias o, incluso, cáncer.

También tiene implicaciones en nuestro comportamiento, por supuesto, como en la atención y la satisfacción sexual, donde el estrés juega un papel importantísimo. En resumen, el estrés es malo psicológica y fisiológicamente, así que es buena idea tratar de evitarlo a toda costa. Por tanto, no desconectar del trabajo, tiene un potencial peligroso para nuestra salud, y deberíamos prevenir esta situación. ¿Cómo lo hacemos?

Consejos

Veamos, ahora varias ideas que pueden ayudarnos a prevenir una mala situación de estrés o aliviar algunos de sus síntomas. Antes de continuar, es imprescindible apuntar que, en caso de que el estrés sea agudo, o importante, es conveniente, si no necesario, acudir a un profesional. Dicho esto, el resto de consejos son fácilmente aplicables y están avalados por lo que sabemos de nuestro cuerpo.

El primer consejo, cuya eficacia está más que demostrada, es hacer ejercicio. Bien sea saliendo a correr, ir al gimnasio o, sencillamente, realizando otras actividades que impliquen actividad física. El ejercicio físico controla la producción de cortisol y regula los mecanismos inhibidores del hipocampo ventral. De esta manera se reducen y mantienen bajo control tanto el estrés como ansiedad.

Si nos encontramos inmersos en el descanso y, de pronto, nos ataca la idea del trabajo, de manera agobiante, un buen recurso es utilizar una técnica de relajación. Estas trabajan nuestro cuerpo, e cual manda señales a nuestro cerebro, lo que inicia un ciclo que nos ayudará a romper con aquello que está suponiendo un problema y centrará nuestra atención en otra cosa distinta al trabajo.

Hacer otro tipo de actividades que rompan con la monotonía o con nuestro día a día es un gran recurso. Bien por la novedad o bien por el interés que suscitan estas nuevas actividades, nuestra atención se centrará en otra cosa, rompiendo con esa recurrencia laboral que no estresa. Quién sabe, tal vez es el momento empezar las clases de yoga, o comenzar a pintar, o salir al monte. Desde luego, es el momento de dejar de pensar en el trabajo.

Además de lo anterior, podemos utilizar la tecnología a nuestro favor para controlar nuestros tiempo realizando actividades físicas, en el sofá o delante del ordenador. Salir fuera, aprovechar el buen tiempo para visitar lugares, disfrutar de la naturaleza y hacer turismo también romperá con esa monotonía que nos hace volver al trabajo, en nuestro cerebro. Por último, la lectura, por su implicación intelectual, también nos ayudará, especialmente si la combinamos con el exterior. El secreto, si no padecemos una enfermedad del estrés, es para esos mecanismos que nos llevan una y otra vez a pensar en aquello que nos preocupa.

Con información de Vitónica.

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