Situación laboral de las personas de la tercera edad

Menos del 10% del mercado laboral en México está integrado por población de 60 años o más. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de las casi 5.5 millones de personas de la tercera edad que laboran en las empresas del país la gran mayoría, el 62%, gana menos de dos salarios mínimos.

La situación laboral de este grupo “es propia de los países con un envejecimiento demográfico incipiente”, asegura el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) en el documento Empleo ante el envejecimiento demográfico: ¿Cómo garantizar el derecho al trabajo para las personas adultas mayores?

Con un sistema de pensiones debilitado, “existe un aumento en el mercado de trabajo informal y condiciones laborales poco favorables que ponen riesgo su integridad” y dificultan el acceso a vivienda, alimentación, vestido y servicios de salud de calidad, reconoce el instituto.

Contrario a lo que sucede con las personas de menos edad, en esta población hay más mujeres en el mercado laboral, pues representan el 77%; los hombres, el 23 por ciento.

Esto se debe a que la esperanza de vida para las mujeres en México es de 78 años y de 72 años para ellos. Sin embargo, otro factor que incide en esa tasa de empleo femenina es que la informalidad y los salarios bajos afectan más a las mujeres a lo largo de toda su vida, por lo que muchas se ven en la necesidad de continuar trabajando en la tercera edad.

Es cierto también que muchas personas de más de 60 años desean continuar activas y ejerciendo su derecho al trabajo, por ello es necesario garantizarles las mejores condiciones para hacerlo. Además de buenos salarios y seguridad social, se requiere desechar estereotipos sobre que no pueden realizar tareas novedosas.

“Ayudar a los trabajadores mayores a mantener sus empleos no es una cuestión de compasión. Se trata de no perder un recurso valioso y también de proteger a estos trabajadores de la discriminación en el lugar de trabajo”, señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Recomendaciones prácticas para las empresas

El envejecimiento demográfico es un fenómeno mundial, apunta el Inapam. Es por ello que gobiernos, iniciativa privada y sociedad deben prepararse con políticas de gestión de la edad, es decir, identificar “los requerimientos de recursos y servicios”, incluyendo el trabajo, agrega.

Ante este contexto, el Inapam recomienda:

Garantizar el acceso a empleos formales, dignos, seguros y con enfoque de género y derechos humanos
Fortalecer y extender el sistema actual de pensiones
Fortalecer los programas de transferencias económicas o pensiones no contributivas
Capacitar a entes públicos y privados sobre el proceso de envejecimiento para prevenir la violencia, discriminación y exclusión laboral
Reconocer las habilidades, aptitudes, saberes y experiencia que pueden aportar las personas adultas mayores en trabajo
Romper el paradigma que relaciona la productividad como un valor inherente a la juventud
Crear programas de inserción laboral que fomenten la participación de las mujeres a partir de su edad productiva.

Algunas sugerencias de la OIT son:

Proporcionarles licencias por enfermedad y licencias familiares remuneradas
Horas de trabajo flexibles y programas de reconversión profesional
Los gobiernos pueden ofrecer incentivos a las empresas para que retengan a esos trabajadores y trabajadoras.

“Es posible que los trabajadores mayores que pierden su empleo necesiten adquirir nuevas competencias para competir en un mercado laboral ajustado”, señala la OIT en la nota Cómo garantizar que los trabajadores mayores participen plenamente de la recuperación después de la pandemia.

En ese sentido, es necesario que las capacitaciones sean permanentes, para que cualquier persona, al llegar a la tercera edad, no se encuentre ante el problema de no contar con las habilidades que va solicitando el mercado laboral.

“Extender el seguro de desempleo y a la vez financiar programas de formación a corto plazo puede ayudar a la persona desempleada a encontrar otro trabajo. Subvencionar la formación en el lugar de trabajo puede ser igualmente eficaz”, agrega la OIT.

Con información de Blanca Juárez, El Economista.

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