OIT recomienda incentivos para afiliar a las trabajadoras del hogar al IMSS

Hasta ahora, la cifra histórica de inscripción de trabajadoras del hogar al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no rebasa el 2% del total de las empleadas. Nunca el organismo había afiliado a cerca de 50,000, número 13 veces superior al que tuvo antes del programa piloto de 2019. Pero comparado con las 2.4 millones que laboran en el país, son muy pocas.

Para acelerar el ritmo es necesario continuar e intensificar “la información, inspección, negociación colectiva, así como en la implementación de diferentes tipos de incentivos”, como los fiscales, recomienda la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En marzo, el Senado aprobó una de las demandas más importantes para las trabajadoras del hogar: el derecho a la seguridad social. Pero falta que la Cámara de Diputados analice la reforma y la ratifique. Mientras, sigue operando el programa piloto que deja a voluntad de empleadores y empleadoras inscribirlas al IMSS, de manera que el 98% sigue laborando en la informalidad.

“Sería importante”, mientras pasa la reforma a la Ley de Seguridad Social para volver obligatoria la afiliación de este grupo, establecer “otras medidas para hacer más efectiva la inscripción”, señala el reporte Promover la formalización del trabajo del hogar remunerado en México desde la perspectiva de políticas públicas locales, de la OIT.

“Todo ello contribuiría al cambio social necesario, que incluye el reconocimiento de que los integrantes de este sector son personas trabajadoras asalariadas con derechos y obligaciones laborales”. El documento elaborado por la académica Marta Cebollada Gay incluye una serie de medidas recomendadas para incentivar la formalización laboral, como descuentos en impuestos.

Partir de lo local a lo nacional
La investigación de Marta Cebollada, consultora externa de la Oficina de País de la OIT para México y Cuba, se enfocó en la Ciudad de México. La mayoría de los estudios sobre su formalización están orientados hacia políticas nacionales, aunque muchas veces las acciones se realizan desde el ámbito local, explica.

En la capital del país hay casi 196,000 personas dedicadas al trabajo del hogar remunerado, “lo que supone el 4.6% de la población total ocupada en la Ciudad y el 8.2%” del total de las empleadas del hogar, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

“Se estima que el 18% de los hogares en la Ciudad de México contrata personas para trabajo del hogar”. El 60% de las personas empleadoras tiene al menos estudios de licenciatura, a la mitad no le dan acceso a la seguridad social en sus propios trabajos, pero el 91% tiene prestaciones laborales.

Una de cada dos personas que contrata a una trabajadora del hogar pertenece al decil X, “que es el más alto de nivel de ingreso promedio”. Sin embargo, al 47% de las empleadas les pagan menos de un salario mínimo y al 33.5%, hasta dos salarios mínimos.

Descuentos y mensajes de sensibilización
“Los incentivos fiscales, sin duda, pueden ser la mejor forma de impulsar a las personas empleadoras a cumplir con su parte” frente a la formalización de las trabajadoras del hogar, señala la especialista, coordinadora académica del departamento de Ciencia Política en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

Pero desgravar fiscalmente la aportación “requiere del apoyo, coordinación y de una minuciosa vigilancia de las autoridades de Hacienda del país”.

Una buena práctica al respecto la encontró en Argentina. En el primer año, el gobierno les otorga un descuento del 50% en cuotas patronales y para el segundo año, una reducción de 25 por ciento.

“Además, en 2005 se aprobó la posibilidad de deducción fiscal en el impuesto sobre las ganancias de los aportes al sistema de seguridad social. Esta medida fue considerada muy positiva, al incrementar el registro de personas trabajadoras formales”.

En tanto, en algunas Comunidades Autónomas en España “se puede desgravar fiscalmente en la declaración anual, un porcentaje de las cuotas de afiliación de personas trabajadoras del hogar en el caso de personas empleadoras que tengan familias con hijos menores de cuatro años”.

Otro tipo de incentivos que podrían estudiarse, se destaca en el documento, son los bonos de transporte para personas empleadoras, esto ha funcionado en Argentina. En ese país también otorgan rebajas en el servicio del gas, agua y electricidad.

Martha Cebollada hace hincapié en que todos estos incentivos “siempre deben ir acompañados de mensajes sobre los beneficios de la formalización”, porque muchos serán temporales, como los descuentos en las cuotas.

Con información de Blanca Juárez, El Economista.

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