Jornadas laborales extensas y poca posibilidad de gestión del tiempo

“Aquí hay hora de entrada, pero no de salida”. Ésta es una frase arraigada en el mundo del trabajo y se traduce en jornadas laborales extensas y poca posibilidad de gestión del tiempo para las personas. De acuerdo con un estudio de Adecco Group, el 80% de los empleados en el mundo sigue laborando después de su horario de trabajo en promedio tres días por semana.

Esta cifra es reconocida por los propios empleadores, según los resultados del informe Desconectarse para reconectar. Al mismo tiempo, las empresas a nivel global también aseguran que el 60% de los colaboradores revisa su correo electrónico hasta cuatro veces por semana después de concluir su jornada de trabajo.

“Es un hecho que las formas de trabajar han evolucionado desde la pandemia, pero evidentemente esto trae cambios en el comportamiento de los colaboradores, es entonces cuando se presentan desafíos en las compañías para promover el bienestar del personal”, opina Salvador de Antuñano, director de Recursos Humanos de Adecco.

Un punto importante es que las personas reportan más dificultades para desconectarse en la oficina que cuando trabajan desde casa. La fuerza laboral de Latinoamérica figura entre las que experimentan mayores barreras para terminar su jornada en el horario establecido cuando se trabaja en la oficina. Entre más grande es la empresa, mayores son las cargas laborales que exceden las capacidades de las personas.

La extensión de las jornadas de trabajo es algo que se confirma también con cifras oficiales. En el caso específico de México, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) muestra que en el último mes 697,322 personas se sumaron a la población de asalariados que trabaja más de 48 horas por semana, el límite establecido en la legislación, para sumar un universo de 10.9 millones de personas.

La investigación de Adecco evidencia que cuatro de cada 10 empresas en el mundo reconocen que a raíz de la pandemia los colaboradores han tenido “más trabajo que sacar adelante”. La fuerza laboral en Latinoamérica suele tener más dificultades para desconectarse del trabajo en comparación con los trabajadores de economías como España, Suiza o Estados Unidos.

“Quizá no resulte sorprendente que sea la generación más joven y con más destrezas tecnológicas (la generación Z) la que más probabilidad tiene de trabajar fuera de su horario laboral: el 61% trabajó y el 69% comprobó su correo electrónico. Además, el estudio ha dejado patente que cuanto más trabajaban los trabajadores fuera del horario laboral más estresados estaban y más dificultades tenían para desconectar del trabajo”, se indica en el estudio.

Entre las actividades que los propios trabajadores consideran como rutas de escape al trabajo, destacan:

Convivencia con amigos y familiares
Ver televisión
Hacer ejercicio
Escuchar música
Hablar con amigos

Los niveles de estrés también crecen
En línea con la dificultad para desconectarse después del trabajo, los niveles de estrés también han crecido a medida que las cargas de trabajo se han incrementado. Al menos seis de cada 10 empresas reconocen que su fuerza laboral ha experimentado más estrés en el trabajo.

“El nivel de carga de trabajo influye directamente sobre los niveles de estrés de los trabajadores. Cuanto mayores son los niveles de estrés, mayor es la probabilidad de que dejen la empresa en los dos años siguientes”, destaca Adecco en el estudio.

Al igual que con las dificultades para desconectarse, los trabajadores más jóvenes son los que se sienten más estresados, lo que probablemente explica el por qué son quienes hacen más uso de los programas y estrategias que ofrecen las empresas.

Frente a este panorama, el 73% de las compañías asegura que el bienestar de los colaboradores ha cobrado mucha importancia, pero paradójicamente, sólo tres de cada 10 organizaciones ofrecen acciones para cuidar la salud mental y física de sus colaboradores más allá de la flexibilidad de horario y espacio de trabajo.

“Este hecho podría explicar por qué el 45% de los trabajadores no se siente respaldado por sus empresas en términos de bienestar”, destaca la firma.

Con información de Gerardo Hernández, El Economista.

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