Cuando las mujeres nos enfermamos, la sobrecarga de trabajo

A lo largo de la historia se han negado derechos a las mujeres argumentando diferencias sexuales con los hombres. El género es una construcción social que establece criterios culturales patriarcales, con una arraigada división sexual del trabajo, que ha tratado de justificar las desigualdades y discriminación que nos afectan en todas las esferas de la vida, incluyendo nuestra salud.

Las instituciones son sitios claves en donde se generan y se perpetúan estas desigualdades. A pesar de que históricamente las mujeres han desempeñado labores de asistencia sanitaria y sanación, incluso con anterioridad a la aparición de los sistemas modernos de salud, han sido invisibilizadas, e incluso con la aparición de la medicina moderna se han desvalorizado los saberes ancestrales de parteras, “curanderas” o “hierberas”.

Por eso, cuando las mujeres nos enfermamos es común que nuestros padecimientos y malestares se minimicen, que se patologicen procesos fisiológicos naturales (como la menstruación o la menopausia), o que tengamos mayores efectos secundarios a medicinas, ya que en los estudios para su aprobación no se incluyeron a mujeres.

Cuando las mujeres nos enfermamos, podemos tardar más tiempo en que se nos diagnostique un infarto, padecimientos como la fibromialgia o el VIH, atrasando su tratamiento y sin que se reconozcan factores de riesgo como la violencia y estrés en las mujeres que los padecen.

Pero también, cuando las mujeres nos enfermamos, tendemos a postergar la atención médica, porque sabemos que las labores de cuidado no conocen de jornadas laborales y las mujeres continuamos con la sobrecarga en las tareas del hogar y de cuidados.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) 2019, a nivel nacional las mujeres (12 años y más) dedican 39.7 horas a la semana al trabajo no remunerado en los hogares, en comparación con las 15.2 horas que realizan los hombres. Esta sobrecarga, además, genera afectaciones a la salud física y mental de las mujeres.

También, cuando las mujeres nos enfermamos, sabemos que probablemente la carga de cuidarnos recaerá en otra mujer y es por eso que desde el Inmujeres estamos impulsando un Sistema Nacional de Cuidados que permita la corresponsabilidad entre hombres y mujeres, el Estado, el mercado, las comunidades y las familias.

Sabemos que cuando las mujeres nos enfermamos no solo nos enfrentamos a la enfermedad, si no también a un sistema que invisibiliza nuestros padecimientos o los aborda de manera inadecuada.

Por ello, desde el Inmujeres estamos trabajando para que sea una realidad el derecho a la salud y al bienestar de las mujeres durante todo el ciclo de su vida, y seguiremos impulsando cambios culturales y de políticas públicas que contribuyan a una realidad más justa, incluyente, igualitaria y saludable.

Para lograrlo, resulta imprescindible abordar la salud con perspectiva de género y de interseccionalidad, y que participen cada vez más mujeres desde la investigación, la atención integral y la toma de decisiones.

Patricia E. Uribe Zúñiga, Secretaria Ejecutiva del INMUJERES, El Sol de México.

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