Reducir la jornada laboral permitirá redistribuir el trabajo de cuidados: Inmujeres

En entrevista, Nadine Gasman, titular del Inmujeres, reconoce que la reforma con la que se recortaría de 48 a 40 horas el máximo en el tiempo de trabajo semanal es uno de los cambios más importantes en los últimos años, lo que ayudaría a fortalecer la labor de cuidados en el país.

Reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales es una de las políticas necesarias en la ruta hacia la creación del sistema nacional de cuidados, dice Nadine Gasman Zylbermann, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).

“La iniciativa es uno de los cambios legislativos más importantes”, señala la funcionaria en entrevista. “Reducir la jornada laboral a 40 horas a la semana permitiría que la gente tenga tiempo para redistribuir los cuidados dentro sus colectivos, de sus familias, de sus hogares”.

En la Cámara de Diputados se analiza una reforma al artículo 123 de la Constitución que ha sido esperada por décadas y que, al menos en la última, hubo 17 intentos de consolidarla, según la periodista Viridiana Ríos. Siempre bloqueados por las empresas.

Esta vez, la iniciativa de la diputada federal Susana Prieto Terrazas (Morena) fue aprobada por la Comisión de Puntos Constitucionales. Pero el dictamen tendrá que esperar para su discusión en el pleno cameral, pues luego de un Parlamento Abierto, algunas fracciones parlamentarias pretenden que el proyecto incluya un plan de gradualidad en su entrada en vigor.

Las cámaras empresariales han manifestado su rechazo a la reforma de manera directa o de manera velada, pidiendo que haya más tiempo para pensar y discutir las implicaciones de este cambio.

Para la presidenta del Inmujeres, esta reforma “le daría más tiempo libre a hombres y a mujeres. Pero sobre todo a los hombres, porque ése ha sido el argumento, que trabaja muchísimo tiempo”, para no hacerse cargo del otro trabajo que también le corresponde: el de cuidados.

Mujeres trabando (mucho más)
En 2022, más de 31.7 millones de personas mayores de 15 años brindaron cuidados a integrantes de su hogar o incluso de otros hogares, el 75% de ellas es mujer y 25%, hombre, según la primera Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (Enasic).

Dicha investigación, cuyos resultados fueron presentados este año, indica que las mujeres dedicaron, en promedio, 37.9 horas semanales al cuidado de otras personas, mientras que los hombres, aportaron 25.6 horas.

“La diferencia es de más de 12 horas semanales”, expresa Nadine Gasman. Además, si eso se tradujera a una jornada laboral, es como si las mujeres trabajaran en una fábrica o una oficina 8 horas al día de lunes a viernes sin salario.

De las mujeres cuidadoras, el 56.3% participa en el mercado laboral. Esto se traduce en una doble jornada diaria, una de ellas sin salario, para millones de personas.

Según la Enasic, de las mujeres que proveen cuidados, 39% dijo que ese trabajo feminizado es el motivo por el que siente cansancio. El 32% reportó disminución de su tiempo de sueño por esta misma causa, el 23% sintió irritabilidad, 16.3% ha experimentado depresión y 13% vio afectada su salud física”.

Sólo 17% de los hombres ha dormido menos o el cansancio que pueda sentir es adjudicable al trabajo de cuidados.

Explotación laboral, nunca más
Disminuir el tiempo de trabajo remunerado, sin afectación a los salarios, es vital, dice Nadine Gasman. Y esta reforma constitucional no es lo único que se necesita, faltan “las licencias de paternidad reales” y no los cinco días que establece la Ley Federal del Trabajo (LFT).

El sistema nacional de cuidados, conformado por políticas como éstas, señala la funcionaria, “es un cambio civilizatorio, donde lo más importante no es lo material, cuánto tenemos o cuánto producimos, sino que podamos sostener la vida, que los seres humanos estemos al centro. Para eso tenemos que cambiar todo, porque todos estos años nos han afectado mucho”.

Nadine Gasman se refiere a las décadas del modelo económico neoliberal, “un modelo explotador, extractivista, que lo que ha hecho es llevarnos a una situación muy precaria a la mayoría de las personas del mundo, especialmente las mujeres pobres, las mujeres indígenas, las mujeres rurales, las mujeres negras”.

Durante el apogeo del neoliberalismo, agrega, se nos dijo “que lo importante es la producción, los bienes, el dinero. Lo que nosotras decimos es que todo esto está construido con nuestras vidas, con nuestro tiempo. Y ya no más”.

Con información de Blanca Juárez, El Economista.

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