La resiliencia como habilidad en la vida y en el ámbito laboral

“La resiliencia no es un don con el que algunos afortunados nacen, sino una habilidad que todas las personas podemos desarrollar y fortalecer. Es resultado de un viaje de autodescubrimiento, crecimiento y transformación”.

Tal vez no lo has notado, pero las lecciones de la vida te pueden dar un superpoder.

Ya sea en el ámbito profesional o personal, la vida nos moldea de maneras similares a como el metal se transforma en la forja: a través del calor, la presión y el proceso de dar forma. Nuestras experiencias, desafíos y triunfos modelan nuestra personalidad, fortaleza y carácter. Al igual que el metal se convierte en algo resistente y duradero, nosotros nos transformamos en seres más fuertes y resilientes a medida que enfrentamos las pruebas de la vida.

En el acelerado mundo empresarial de hoy en día, las personas y las organizaciones se ven inmersas en una danza constante de transformación, adaptación y evolución para mantenerse relevantes en un entorno altamente competitivo. En este escenario, la habilidad de las personas para enfrentar estos cambios se ha vuelto más importante que nunca.

Lo que permite tener éxito es la capacidad de resistir las turbulencias y emerger más fuertes. A esto se le llama resiliencia y se presenta como una herramienta esencial en el arsenal de los profesionales modernos, donde imperan los cambios y la velocidad.

Para saber si una persona es resiliente hay que considerar su capacidad de adaptación. El manejo adecuado de los cambios y la incertidumbre es un indicativo de la resiliencia. Esto va de la mano con el optimismo realista, donde se mantiene una visión positiva frente a los desafíos, pero sin perder de vista la realidad.

El autoconocimiento también juega un papel crucial. Ser consciente de las fortalezas y las debilidades y trabajar en ellas, es un signo de madurez emocional y resiliencia. Además, la habilidad para formar y mantener redes de apoyo, buscando y aceptando ayuda cuando es necesario, es fundamental.

La resiliencia se refleja también en la capacidad de resolver problemas y tomar decisiones bajo presión. La persona es más resiliente en la medida que toma decisiones más reflexivas y efectivas en momentos críticos. ¡Son grandes pruebas!”.

La confianza en uno mismo, conocida como autoeficacia es otra señal de la resiliencia. La habilidad para enfrentar desafíos y la confianza en las propias capacidades es una señal de ella. Este aspecto está íntimamente ligado a la gestión emocional, la habilidad para controlar tus emociones y las de los demás en situaciones estresantes.

Aunado a todo lo anterior, una parte clave de la resiliencia es el tomar la lección más útil de cada experiencia. Si miras hacia atrás y reconoces que has aprendido y crecido a partir de las dificultades y errores, estás evidenciando una cualidad resiliente.

Resiliencia, una habilidad preciada
En el entorno laboral, la resiliencia es una habilidad valiosa que puede tener numerosos beneficios, sobre todo si nos encontramos en situaciones de cambio o incertidumbre. A continuación algunos puntos clave sobre cómo puede ayudar la resiliencia en tu trabajo diario:

Mejora la adaptación al cambio: La resiliencia ayuda a las personas a adaptarse rápidamente a los cambios en el entorno laboral, como nuevos sistemas, políticas o reestructuras.
Fortalece el manejo del estrés: Las personas resilientes manejan mejor el estrés y la presión, lo que reduce el riesgo de agotamiento y mejora el bienestar general.
Fomenta la innovación y la creatividad: La capacidad de recuperarse de los fracasos y ver los desafíos como oportunidades puede impulsar la innovación y la creatividad.
Mejora las relaciones interpersonales: La resiliencia puede ayudar a manejar conflictos y mejorar las relaciones con colegas, superiores y clientes, creando un ambiente de trabajo más armonioso.
Mejora la capacidad de recuperación frente a los retos: Las personas resilientes enfrentan los desafíos laborales con mentalidad más fuerte y adaptable.

La resiliencia no es un don con el que algunos afortunados nacen, sino una habilidad que todos podemos desarrollar y fortalecer. Es un viaje de autodescubrimiento, crecimiento y transformación.

Así que mientras avanzamos en este viaje, permitámonos ser flexibles como el bambú mientras nos moldeamos en la forja de la vida. Encontremos en la flexibilidad y adaptación las formas para hacer frente a los retos y para salir de ellos transformados, más sabios y fuertes. La resiliencia es nuestro superpoder silencioso, y en su práctica encontramos nuestra verdadera grandeza.

Con información de Arianna Prasio, El Economista.

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