Una de cada 10 personas con síndrome de Down en el país tiene un empleo

De acuerdo con cifras oficiales, sólo una de cada 10 personas con síndrome de Down en el país tiene un empleo, esto se debe a una serie de estigmas sociales en torno a este grupo de la población, pero también a la falta de políticas reales de inclusión laboran en las empresas.

Quizá entre todas las preguntas existenciales que nos podemos hacer los seres humanos, una que podría surgir es por qué y para qué trabajamos. El filósofo alemán Hegel decía que el trabajo ayuda al ser humano a alcanzar la plenitud de su alma. Estas palabras contienen una profundidad y gran certeza, ya que el trabajo no sólo te da independencia financiera, también fortalece tu autoestima, te ayuda a crear lazos colaborativos y, sobre todo, te da pertenencia como integrante activo de la sociedad.

Desafortunadamente, las personas con alguna discapacidad tienen poco acceso a poder disfrutar de esta experiencia, ya que por muchos años han sido excluidos para formar parte de la fuerza laboral de este país. En el caso específico de las personas con síndrome de Down, según datos del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, sólo una de cada 10 personas con esta condición tiene trabajo en México.

Si consideramos que los últimos datos reportados por el Inegi es que en México hay aproximadamente 250,000 personas con síndrome de Down, estamos hablando, entonces, que de este universo, sólo 2,500 personas están ejerciendo su derecho a tener un trabajo formal. Esto representa un porcentaje mínimo que se debe, en gran parte, a prejuicios y desconocimiento.

Mucha gente aún piensa que las personas con esta condición no pueden aprender ni se pueden capacitar de manera profesional, y no hay nada más lejano a la realidad. Fundación Mosaico Down y otras instituciones en México han demostrado que con un programa de capacitación bien adaptado a las necesidades de aprendizaje se puede lograr que estas personas desarrollen al máximo sus habilidades y puedan ser muy eficientes.

No hay que ver el cromosoma extra, hay que observar sus fortalezas. Estas personas son metódicas, estructuradas, cuidan los detalles y, sobre todo, tienen la mejor actitud ante el empleo y los retos”.

En el marco del Día Mundial del Síndrome de Down, que se conmemora el 21 de marzo de cada año, vale la pena poner sobre la mesa cuatro obstáculos que hoy enfrentan las empresas para poder sumar a sus filas laborales a personas con esta condición o alguna discapacidad:

Poca experiencia en temas de inclusión laboral, esto genera barreras para saber cómo comenzar.
Ausencia de una política inclusiva, la que debe estar acompañada de una estructura organizacional que la cobije para que realmente pueda tener impacto positivo dentro de la institución, de lo contrario no servirá de mucho, pues habrá discordancia en su ejecución.
Falta de una cultura inclusiva. Si los colaboradores de una empresa no están abiertos a acoger entre sus compañeros a personas que tengan procesos distintos de aprendizaje o de hacer el trabajo, difícilmente les podrán dar cabida, ya que no encontrarán los beneficios que aporta la diversidad al campo laboral, desafortunadamente trabajar en la conciencia laboral no es prioridad aún para muchas empresas.
Falta de capacidades organizacionales como infraestructura, capacitación y comunicación adaptadas a la diversidad.

Las personas con síndrome de Down también enfrentan retos a nivel familiar que les impiden colocarse activamente en las áreas laborales: por un lado, la sobreprotección que reciben muchos de ellos hace que no se les permita vivir la experiencia de tener un trabajo, pues los familiares temen exponerlos a situaciones hostiles, peligrosas o de riesgo; por otro, la discriminación aún es palpable en muchas familias que tienen algún integrante con esta condición, ya que evitan que la persona con discapacidad circule socialmente, tratando de ocultar lo que consideran un defecto.

Beneficios de la inclusión laboral de personas con síndrome de Down
Ante contexto antes descrito, el 21 de marzo de cada año es una fecha clave, definida así por la ONU desde 2011, para promover la conciencia social sobre los desafíos que enfrentamos para crear condiciones propicias que les permitan a las personas que viven con síndrome de Down lograr un desarrollo integral que les asegure su autonomía, independencia y capacidad de tomar decisiones a lo largo de su vida.

Para lograr este desarrollo, qué mejor que tener la oportunidad de contar con un empleo que dignifique y dé sentido a sus vidas. Además, el trabajo tendrá un impacto positivo en la economía personal y familiar, con lo cual la persona con discapacidad intelectual podrá aportar a las finanzas de su hogar, también le ayudará a tener un mayor grado de autonomía, ya que su capital social aumentará, y los retos y aprendizajes que enfrente diariamente en su trabajo fortalecerán su autovaloración y autoestima.

En la inclusión laboral no sólo gana la persona con alguna discapacidad, las empresas también son beneficiadas. Emplear a personas con discapacidad motiva a los colaboradores, ya que les causa orgullo pertenecer a una empresa que apoya la diversidad, mejorando el clima laboral y aumentando así su productividad. También mejora su reputación, ya que aumenta el nivel de aprobación que reciben desde el interior de la empresa y el entorno.

Por último, incluir laboralmente a las personas con síndrome de Down o con alguna discapacidad beneficia también a la sociedad, ya que cambia el modo colectivo de la convivencia, logrando que la diferencia aparezca como un activo de las relaciones sociales y cambiando la base emocional de la exclusión.

De esta manera, con la inclusión laboral de las personas con discapacidad intelectual, todos ganamos. Por supuesto, para poder lograrlo hay que hacer un trabajo colectivo entre escuelas, instituciones, empresas y sociedad con el fin de dar herramientas a través de la educación y capacitación para que los jóvenes lleguen a las organizaciones bien calificados para desempeñar las labores dispuestas.

Desde Fundación Mosaico Down estamos comprometidos con la inclusión social y laboral de las personas con síndrome de Down y lo hacemos capacitando a los beneficiarios en tres carreras técnicas: gastronomía, encuadernación y floristería, además de la posibilidad de trabajo en alguno de los tres proyectos productivos con los que contamos en estas mismas áreas.

Aún hay mucho por hacer y un largo camino que recorrer, pero entre todos podemos trabajar y aspirar a un verdadero México incluyente que vaya más allá del asistencialismo y que disminuya las brechas de desigualdad, solo se necesita del interés y participación de cada ciudadano para que esto sea una realidad futura.

Con información de Yesenia Escudero es fundadora y directora de Fundación Mosaico Down, El Economista.

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