El trabajo forzoso deja ganancias que superan los 236,000 millones de dólares al año
El trabajo forzoso deja ganancias que superan los 236,000 millones de dólares al año, que provienen de la industria, los servicios, la agricultura y el trabajo doméstico.
Los salarios bajos o inferiores al mínimo legal constituyen sólo una de las estrategias empleadas para acumular riqueza a costa de la máxima explotación de los trabajadores y las trabajadoras. Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala cuáles son los empleos más susceptibles al trabajo forzoso y cómo ocurre.
La manufactura, el sector servicios, la agricultura y el trabajo del hogar remunerado son los negocios y ocupaciones que más beneficios económicos ilícitos anuales producen a través de la explotación laboral, según el informe Ganancias y pobreza: la economía del trabajo forzoso, de la OIT.
“236,000 millones de dólares. Éste es el nivel obsceno de ganancias anuales generadas por el trabajo forzoso en el mundo de hoy”, denuncia la OIT en el documento. Este nivel de lucro se logra a expensas de al menos 27.6 millones de personas víctimas de esta explotación.
De esas ganancias, el 55% proviene de la industria, es el sector “donde los beneficios ilegales totales y por víctima son mayores”. El trabajo forzoso en esa ocupación genera 35,400 millones de dólares anuales, 4,944 dólares por víctima.
En el sector de servicios, de donde proviene el 21% de los rendimientos económicos, los beneficios por trabajo forzoso ascienden a 20,900 millones de dólares anuales, 3,407 por cada víctima.
La agricultura se sitúa en tercer lugar, con 5,000 millones de dólares, lo que representa el 8% de los dividendos totales. Con cada persona explotada laboralmente ganan 2,113 dólares.
Finalmente, el trabajo doméstico remunerado les deja 2,600 millones de dólares cada año, el 4% del total de las ganancias ilícitas. Cada trabajadora del hogar les hace ganar 1,570 dólares anuales.
Salarios robados e impuestos no declarados
Para identificar el trabajo forzoso y medir su prevalencia, la OIT lo define como el trabajo realizado sin el consentimiento libre e informado de la persona, el cual llevan a cabo porque les han impuesto una pena o les amenazan con infligirla.
La coerción o amenaza puede ocurrir en cualquier etapa del ciclo laboral:
En la contratación, para obligar a aceptar un trabajo
En el empleo, cuando le obligan a trabajar y/o vivir en condiciones con las que no está de acuerdo
Cuando quieren renunciar, para obligar a permanecer en el trabajo
Los más de 236,000 millones de dólares reflejan los salarios o ganancias robadas a los trabajadores y trabajadoras que “luchan por satisfacer las necesidades de sus familias. Para los trabajadores migrantes, es dinero extraído de las remesas que envían a sus familias y parientes”.
Y para los gobiernos, sostiene la OIT en el informe, esas ganancias ilegales son una pérdida de ingresos fiscales, debido a la naturaleza ilícita de las ganancias y los empleos que las generaron.
Bajos salarios, deudas, deducciones salariales y más
Ahora, ¿cómo operan los perpetradores del trabajo forzoso? Un mecanismo son los bajos salarios. En este punto la OIT explica: “aunque la mayoría de los casos de pagos insuficientes no son trabajo forzoso” son una característica común del trabajo forzoso “y un factor fundamental de las ganancias derivadas del mismo”.
Por ejemplo, en la industria de fabricación de ladrillos es común el esquema de pago a destajo, pagos “muy por debajo de los estándares del salario mínimo”.
Este sistema de remuneración también es habitual en la agricultura, donde las jornaleras o jornaleros ganan por cubetas de productos cosechados, costales o por día. Los pagos a destajo también están asociados al sector manufacturero, “especialmente cuando los trabajadores están obligados a cumplir objetivos de producción poco realistas”.
Las deudas son otro mecanismo para obligar a las personas trabajadoras a seguir laborando en condiciones indignas. En la industria minera “la servidumbre por deudas puede surgir cuando los mineros en pequeña escala piden prestado a ‘patrocinadores’ para comprar equipos a cambio de un porcentaje del mineral que recolectan”.
En la industria minera, una de las que más rentabilidad logra para los dueños, “los trabajadores a menudo no ganan lo suficiente y piden préstamos adicionales para comprar alimentos. En última instancia, este ciclo da como resultado que los trabajadores pierdan su libertad, ya que se ven obligados a seguir trabajando para pagar sus deudas”.
Las trabajadoras del hogar experimentan diversas formas de explotación laboral y trabajo forzoso. En esta ocupación, donde la gran mayoría labora en la informalidad debido al incumplimiento de sus empleadores, las trabajadoras “son particularmente vulnerables a los salarios insuficientes”.
Otras formas de explotación laboral y trabajo forzoso son las horas extras sin pago, la falta de períodos de descanso y la retención de salarios a condición de que sigan trabajando.
En el sector de la hospitalidad y la recreación, así como donde la informalidad es común, “la ausencia de contratos formales significa menos transparencia salarial y mayor vulnerabilidad a los abusos salariales”. Esa opacidad permite que se les roben salarios y bonificaciones y fácilmente se les apliquen deducciones.
Además, la OIT advierte que cuando a las personas se les clasifica como trabajadoras estacionales y ocasionales frecuentemente quedan excluidas de la protección del salario mínimo, lo que les deja especialmente vulnerables a pagos insuficientes.
Con información de Blanca Juárez, El Economista.↵
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