Informe El estado del lugar de trabajo 2024 de Gallup

Una persona insatisfecha y detractora de su empleo es más propensa a experimentar estrés y enojo que quienes no tienen empleo, esto debido a los efectos del clima laboral en el bienestar emocional.

Estar desconectado del trabajo es literalmente peor que estar desempleado, al menos en la experimentación de emociones negativas. Es decir, las personas que están en un estado agudo de insatisfacción laboral estadísticamente viven más emociones negativas que quienes no tienen un empleo.

El informe El estado del lugar de trabajo 2024 de Gallup muestra que las personas activamente desconectadas de su compañía presentan en mayor medida estrés y angustia en comparación con quienes no cuentan con un trabajo.

“En una organización, la creciente impersonalización y la aguda falta de capacitación en mandos altos e intermedios generan una falta de vinculación humana que se requiere para atender el entorno psicosocial de los trabajadores. La prevención en salud mental en el trabajo tiene mucha conexión con la calidad de la relación de los supervisores con los trabajadores”, afirma Jorge Gutiérrez Siles, consultor senior de la firma Kaysa.

Para poner esto en perspectiva, el 54% de las personas activamente desconectadas de su trabajo experimenta estrés, ese universo se reduce al 42% entre quienes están en desempleo, según los hallazgos de Gallup.

“El estrés es una condición normal, el problema es cuando esto es sostenido y genera un impacto negativo. Lo que ocurre en las organizaciones a diferencia de cuando estás en tu casa o incluso con la angustia de buscar trabajo, es que hay toda una serie de variables que se están relacionando contigo y con tu entorno personal, ya no depende sólo de ti, dependes de una cultura organizacional, un primer detonante puede ser el desbalance entre los valores y creencias personales con los de la organización”, explica Ariel Almazán, director regional de Salud, Bienestar y Siniestros para Latinoamérica y el Caribe de Mercer Marsh Beneficios.

Otra brecha de emociones negativas es el enojo. El 32% de los trabajadores insatisfechos manifiesta esta emoción; esa proporción se reduce al 28% de la población desempleada. En el caso de la preocupación, esta se presenta en el mismo nivel (52%) en ambos grupos.

“La relación que se tiene con la gente es importante. Si bien somos seres sociales, tampoco somos ‘moneditas de oro’ y necesitamos un proceso de adaptación a esa subcultura que puede haber en un ambiente de trabajo, que es totalmente distinta al que se puede presentar con la familia, con la pareja o con los amigos”, expone Ariel Almazán.

Por otra parte, Jorge Gutiérrez señala que el tiempo de exposición a entornos estresantes genera un daño en la salud mental de las personas. “El trabajo enferma”, subraya el especialista.

Aunque la soledad o la tristeza se manifiesta en mayor proporción entre las personas que buscan empleo, la diferencia con los niveles de quienes están en insatisfacción y detracción no es muy amplia.

“Cuando los empleados encuentran su trabajo y tienen relaciones significativas, el empleo se asocia con altos niveles de disfrute diario y bajos niveles de todas las emociones negativas diarias”, indica Gallup en su reporte.

Las emociones negativas, advierte Ariel Almazán, no sólo afectan a quienes las experimentan, también impactan en su entorno. “Una persona que entra al trabajo no necesariamente se desprenderá de todo lo que trae de afuera, no podemos tener distintos roles al mismo tiempo”.

Emociones positivas, la misma historia
La desconexión activa del trabajo es un estado en el que la persona no sólo pierde el compromiso laboral, se convierte en una detractora de su compañía y se opone a los objetivos del negocio. Alrededor del 15% de la fuerza laboral global se encuentra en esta condición, según la investigación de la firma.

Y las emociones negativas no sólo confirman cómo este estado puede conducir a una merma del bienestar general más acentuada en comparación con la población desempleada, el mismo fenómeno se observa con las emociones positivas.

Mientras un 23% de las personas sin trabajo afirma estar prosperando en su vida, esa proporción se reduce al 17% entre los trabajadores laboralmente insatisfechos y en detracción. La brecha es mayor cuando se trata de la sensación de disfrute diaria, el 67% de los desempleados experimenta esta emoción, un nivel de 10 puntos porcentuales superior al universo de los empleados activamente desconectados.

Sin embargo, en la prevención de emociones negativas hay una corresponsabilidad, opina Jorge Gutiérrez. “La empresa es responsable de que sus colaboradores tengan salud y bienestar, las personas son responsables de trabajar en donde les convoca su deseo, a veces el entorno no permite estar donde se quiere estar, pero entonces hay que trazar un plan de carrera para buscar los lugares que interesan”.

Con información de Gerardo Hernández, El Economista.

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