
Siete de cada 10 casos de acoso sexual en el trabajo son atribuibles a los jefes
El acoso sexual en el trabajo tiene un costo alto para las víctimas y también para las finanzas de las empresas. De acuerdo con estimaciones de Kroll, la falta de prevención de estas conductas puede representar una pérdida de hasta 500,000 dólares para las empresas, esto por daños directos e indirectos.
De acuerdo con el informe Acoso Sexual en las Empresas: Lecciones Aprendidas de Casos Investigados en América Latina, elaborado por la firma, estos comportamientos tienen un impacto económico que oscila entre 150,000 y 280,000 dólares por daños directos, tales como honorarios por investigación y asesoría legal, apoyo psicológico, compensación económica para la víctima y tiempo invertido en la gestión; y entre 115,000 y 220,000 dólares por daños indirectos, entre los cuales se encuentran las medidas correctivas, campañas de manejo de crisis o contratación de nuevo personal.
“Hablamos de una magnitud económica que no debe dejar de apreciarse y entender en las compañías. El acoso sexual no sólo afecta a las compañías en lo más sensible, que es la cultura organizacional, sino también hay una afectación económica”, señaló Arturo del Catillo, director general de Kroll México, en conferencia de prensa.
El estudio, el cual recopila información de investigaciones atendidas por la firma en los últimos cinco años en Latinoamérica, destaca que en el 55% de los casos el acoso sexual se manifestó a través de una conducta verbal, pero la evidencia también muestra que los “piropos” o “bromas” son sólo el inicio de una serie de comportamientos que se agudizan con el paso del tiempo.
“En el 80% de los casos atendidos la víctima refirió que la situación de acoso comenzó a manera de bromas o de comentarios aparentemente aislados y de poca gravedad. De ahí fueron escalando los hechos. Primero, los comentarios se hicieron más frecuentes y con mayor énfasis o explícitos. Posteriormente, derivaron en acciones más incómodas, como miradas lascivas o gestos de contenido sexual. Finalmente, en algunos casos, la situación escaló a tocamientos o aproximaciones no consentidas al cuerpo de la víctima”, indica la firma en su reporte.
De los casos de acoso sexual en el trabajo, el 72% es ejercido por los jefes y sólo 18% de los comportamientos es entre compañeros del mismo nivel jerárquico.
“Hace falta mucha capacitación en las empresas y ser conscientes que la capacitación no es sólo para los empleados de staff, también debe incluir a los directivos y personal de más alto nivel. Hay una percepción de poder ilimitado sobre las demás personas y desafortunadamente, las mujeres y en especial, las más jóvenes, tienden a tener menos herramientas para defenderse ante una agresión”, expuso Camila Hernández, directora de la Práctica de Investigaciones Forenses e Inteligencia de Kroll Colombia y co-líder de la Práctica de Investigaciones de Conducta Sexual Inapropiada en América Latina.
Otro hallazgo importante es que sí hay esfuerzos por contar con mecanismos para la prevención de estos comportamientos. En las empresas donde se investigaron casos de acoso sexual, el 72% contaba con políticas de prevención, pero sólo la mitad de esos programas eran efectivos.
“Este hallazgo nos obliga a insistir en un asunto de máxima alerta para las empresas: no hay peor error que simular la implementación de programas o controles de prevención y detección porque se promueve entonces una falsa expectativa de control y, peor aún, se incentiva conductas cínicas y una cultura de permisividad”, destaca la firma.
Despido, la principal medida correctiva
Según las investigaciones de Kroll, en el 66% de los casos de acoso sexual en el trabajo el despido del agresor es la principal medida correctiva adoptada, seguido del apoyo psicológico para las víctimas (12%).
Sin embargo, aunque la rescisión del contrato es la medida más común, Arturo del Castillo puntualizó que no es una solución que resuelva el problema de fondo.
“Cuando se despide y no se hace un ejercicio más allá del despido, por ejemplo, reforzar la cultura organizacional, dar entrenamiento o contar con un protocolo, desafortunadamente seguirán esta problemática. Estoy convencido que no sólo el despido por si sólo no resuelve este tipo de situación”, subrayó.
En ese sentido, Kroll recomienda lo siguiente:
Protocolos de reporte (Línea Ética) con capacidad apropiada para atender casos de acoso sexual.
Integrar un equipo de primeros respondientes, funcionarios de la compañía con un entrenamiento básico para atención de víctimas.
Entrenar personal para saber cómo reportar casos de acoso sexual de manera más efectiva.
Tomar decisiones expeditas.
Buscar asesoría jurídica para revisar hallazgos y evaluar los pasos a seguir.
“El acoso sexual es un comportamiento indebido que requiere un tratamiento particular desde el primer momento, hay temas de derechos humanos, pero también de protección de la víctima y es importante que la empresa lo tenga presente. Tener primer respondientes es una manera segura de poder atenderlo de manera inmediata”, explicó Arturo del Castillo.
Con información de Gerardo Hernández, El Economista.↵
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