Deshidratación en el trabajo, los estragos en la productividad y la salud

Fatiga, falta de concentración e irritabilidad, son sólo algunos de los estragos de la deshidratación en el trabajo y que enfatizan la importancia del consumo de agua durante la jornada laboral, especialmente en temporadas de altas temperaturas. La baja hidratación en los entornos laborales merma la calidad de vida, la productividad y las relaciones entre compañeros.

“La deshidratación influye en síntomas, como fatiga o bajo desempeño, afecta las funciones más básicas para el trabajo, como la concentración, la memoria a corto y largo plazo”, explica Marisol Vásquez, coordinadora del Hub de Psicología en México de Affor Health.

En marzo se presentó la Ley Vaso de Agua en el Senado, una propuesta que busca garantizar en la legislación laboral tanto del sector privado como público el acceso al agua durante la jornada laboral. El proyecto puso en la agenda pública el debate sobre la importancia del vital líquido como derecho humano y un aspecto necesario en los espacios de trabajo.

A decir de Marisol Vásquez, la falta de acceso a agua en el entorno laboral pone en riesgo la adecuada función de los procesos cognitivos. “Si una persona está deshidratada, y a eso se suma la falta de sueño y una mala alimentación, se reducen la atención y la memoria, cuando no nos hidratamos bien hay un proceso inflamatorio en las células y esa inflamación no permite desarrollar ni producir sustancias en el cerebro que permiten los procesos cognitivos”.

El tema de la hidratación en el trabajo no es un asunto menor y será cada vez más importante. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en dos décadas creció 66% la población trabajadora expuesta a olas de calor.

Jorge Gutiérrez Siles, consultor senior de Kaysa Salud y Bienestar, puntualiza que el consumo ideal de agua es de ocho a 12 vasos diarios, pero en ambientes calurosos y alta sudoración, la recomendación puede ser de hasta un litro por hora. “Cuando ya tenemos sed, ya tenemos un cierto grado de deshidratación”.

En ese sentido, el especialista coincide en el vínculo entre la hidratación y las funciones cognitivas: concentración y el estado de alerta. “Esto evita que te agotes física y mentalmente, y reduzcas potenciales accidentes o riesgos. Y hay una situación importante, nos ayuda a prevenir el estrés térmico y es delicado porque provoca fatiga, dolor de cabeza, mareos, irritabilidad y en casos graves, pérdida de conciencia”.

Estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indican que para el 2030 el estrés térmico reducirá 2% las horas laborales en todo el mundo. “El aumento en las temperaturas hace que el estrés térmico sea más común, llevando a pérdidas significativas en horas de trabajo, empleos y productividad laboral”, advierte el organismo en su informe Los mercados laborales y el cambio climático: ¿Cómo adaptar las políticas laborales y mejorar las oportunidades de empleo?

A pesar de la importancia del consumo de agua en el trabajo, México no cuenta con el reconocimiento legal del agua como derecho laboral, únicamente es una prestación establecida para los trabajadores agrícolas.

Sin embargo, desde 1964 la OIT en el Convenio 120 estableció el acceso a agua potable como un derecho de los trabajadores, la norma fue ratificada por México cuatro años después.

Para Gutiérrez Siles, la atención de la hidratación es fundamental. “Nos podríamos preguntar qué tanto afecta, pero hay estudios que indican que una falta de hidratación de 1.5% de nuestro cuerpo reduce hasta 10% de la memoria, y cada reducción en esta función es un aumento en de posibilidad de tener un accidente”.

Por otra parte, Marisol Vásquez destaca que “la deshidratación no es un tema aislado. La falta de agua interactúa con otros factores de riesgo psicosocial, y también tiene relación con cómo se presenta o se ausenta el trabajador; por ejemplo, una deshidratación que afecta la concentración y el desempeño puede desencadenar en presentismo”.

Los especialistas coinciden que si bien el acceso al agua en el trabajo es una buena medida, se trata de una de las muchas acciones que se requieren para hacerle frente a la deshidratación como riesgo laboral.

“Hay que tomar en cuenta que es importante implementar estas iniciativas, pero no verlas sólo de manera aislada, se deben complementar con pausas activas, promoción de alimentación sana, hábitos de autocuidado”, agrega la especialista de Affor Health.

Malos ambientes de trabajo
Pero las implicaciones de la deshidratación van más allá del deterioro de las funciones cognitivas y del rendimiento, también pueden cobrar una factura al clima organizacional y las relaciones entre compañeros.

“Es un tema de salud en el trabajo y el clima laboral, porque los dolores de cabeza por estrés térmico incrementan la irritabilidad y eso muchas veces nos lleva a la violencia en el trabajo, quizá estaremos más molestos de ir a la oficina, y eso genera un bajo nivel de compromiso laboral”, explica Jorge Gutiérrez.

Y en eso coincide Marisol Vásquez, la deshidratación en el trabajo y la irritabilidad que genera puede afectar la calidad de las relaciones en el entorno organizacional.

Los especialistas destacan la importancia de considerar el agua como un aspecto de salud en el trabajo y una clave para la productividad, especialmente en sectores más expuestos a altas temperaturas y población vulnerable.

Con información de Gerardo Hernández, El Economista.

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