Día de la higiene menstrual: Los tabúes y estigmas en el entorno laboral

En pleno siglo XXI, las mujeres y personas menstruantes aún tienen que explicar porqué un “simple cólico” puede resultar incapacitante o esconder la toalla para ir al baño de la oficina para que nadie sepa que se está menstruando, así lo hacen en la escuela y el trabajo por al menos 40 años de su vida. Hoy en la era de la tecnología, aún no tenemos una menstruación digna.

Muchas personas menstruantes no pueden participar en actividades ordinarias como asistir al trabajo debido a la falta de acceso a agua potable, instalaciones adecuadas y un correcto tratamiento para los padecimientos menstruales.

Las organizaciones no se involucran en el tema por muchas razones, tal vez en la mayoría de los casos por tabúes; sin embargo, en el ámbito laboral, las necesidades relacionadas con este tema como los productos para la gestión, dolores, pausas para ir al baño, vergüenza o miedo de avisar en el punto de trabajo y la automedicación para aguantar la jornada laboral, pueden provocar desigualdad en condiciones laborales.

Esto de acuerdo con el Centro de Estudios Estratégicos de Relaciones Internacionales en su informe La lucha contra la pobreza menstrual: un vistazo a América Latina, donde se refiere que las personas menstruantes y mujeres se enfrentan a tabúes, estigmas, así como falta de educación.

En ese sentido, Paola Rubio, directora Ejecutiva y Consultora en Equidad e Inclusión en Mujeres Trabajando, afirma que la menstruación sigue siendo un tabú. “No se habla de esto en muchas familias, por supuesto, no se habla en las empresas, porque la creencia de que no tiene absolutamente nada que ver con la gestión menstrual, que es un asunto individual, no laboral. Lo cual es un error porque pasamos mucho tiempo de nuestra vida en el trabajo”.

Políticas deben ir acompañadas de concientización
Para Anahí Rodríguez, cofundadora de la colectiva Menstruación Digna, es importante poner sobre la mesa que este es un proceso biológico que acompaña a las mujeres y personas menstruantes al menos por 40 años de su vida, razón por la que no puede ser un obstáculo para acceder a derechos como la educación, el trabajo y la salud.

Considera que el estado al ser garante de los derechos, es responsable de cuidar que efectivamente se cumplan, “de ahí la necesidad de que se legisle sobre derechos menstruales, no sólo en términos de la eliminación de impuestos a los productos o la gratuidad, aún hay otros temas”.

Paola Rubio coincide en que la menstruación es un tema que tiene que visibilizarse porque simplemente es un tema de derechos humanos.

Pero, además, no hablarlo, seguirlo ocultando, incide directamente en una falta de equidad, que se refiere a que cada persona reciba lo que necesita. “Entonces el llevar al ámbito laboral el asunto de la gestión y la higiene menstrual es un asunto de equidad es inclusión”, explica.

Anahí Rodríguez explica que, actualmente hay 22 estados de México donde ya se tienen legislaciones referentes al tema, no necesariamente sobre gratuidad de producto en las escuelas o las licencias por menstruación.

“Sin embargo, hay áreas de oportunidad, por ejemplo, los estados que tienen licencias por menstruación son sólo para personas trabajadoras del estado, por lo cual, aún la población beneficiada es muy pequeña”, explica la cofundadora de Menstruación Digna.

¿Y por qué son importantes las licencias menstruales? La primera Encuesta nacional de Gestión Menstrual reveló que una de cada tres personas menstruantes y mujeres tienen dolores o algún síntoma, pero sólo cuatro de cada 100 va con el médico para atenderse, explica Anahí Rodríguez.

“Esto nos habla de que hay que tener sensibilización tanto para la persona menstruante para acudir con profesionales de la salud, hasta estos que generen rápido los diagnósticos de endometriosis”.

En ese sentido, para quien tiene derecho a las licencias menstruales es necesario el comprobante médico, y a veces el diagnóstico tarda hasta un año. Por eso la legislación necesita ir acompañada de concientización e información.

Y es que, en muchas ocasiones, quienes sí tienen derecho a las licencias no las solicitan porque tienen miedo a las repercusiones que puedan tener, incluso en la percepción de su trabajo, que las vean como personas débiles, las discriminen, a lo mejor no les den un ascenso, dice.

“Qué bueno que se está legislando, pero requiere de una concientización del personal de recursos humanos, de los que toman las decisiones, los jefes directos, hasta los compañeros, porque a veces cuando vas al centro de trabajo y tienes que esconder la toalla para ir al baño”, explica.

Para Paola Rubio es necesaria la concientización, porque de lo contrario, las empresas van a preferir contratar más hombres que mujeres.

”O sea, entender que los hombres no están perdiendo ellos nada, porque existe este derecho para mujeres y personas menstruales. Sin embargo, sí estamos viendo mucho las empresas sí se han beneficiado de porque ha bajado el ausentismo, ha incrementado el clima laboral, el normalizar la menstruación como algo que nos ocurre a la mitad de la población. La verdad que muy buenos resultados, desafortunadamente todavía es muy baja la tasa de empresas que están empezando con esto”.

Empresas deben crear ambientes menstrualmente amigables
Para la activista, las organizaciones deben generar ambientes menstruales amigables, esto es, revisar que los baños estén dignos, que tengan agua, iluminación, que tengan jabón, papel de baño, incluso toallas.

“Hoy hay personas que utilizan copa menstrual, y esta es reutilizable por lo que tienen que lavarla, y por eso la recomendación es que exista un baño, como el de las personas con discapacidad y que tenga lavabo”, dice.

Advierte que, aunque no exista una legislación general sobre las licencias menstruales, las organizaciones pueden establecerlas como parte de sus políticas, incluso pueden ser días que las colaboradoras puedan trabajar desde casa para mayor comodidad.

Incluso, refiere, que también se están implementando en algunas oficinas salas de descanso menstrual, son espacio donde hay sillones, mantas, un horno de microondas donde se pueden calentar almohadillas que ayudan a disminuir los síntomas, incluso agua para hacerse un té.

Paola Rubio recomienda comenzar a diseñar políticas laborales con enfoque de género, considerando la licencia menstrual que, aunque en este momento no sea obligatoria por ley, se pueda ofrecer como parte de la cultura de las empresas, como parte de los días de bienestar o de salud.

Considera que las empresas también pueden aprovechar conmemoraciones como este 28 de mayo, Día de la Higiene Menstrual, para poner el tema sobre la mesa, hacer esa visibilidad, para ir cambiando el estigma y la misoginia que hoy existe.

Con información de Sonia Soto, El Economista.

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