
Empleado invisible, cuando el trabajo silencioso es la mejor forma para ser eficiente
En las organizaciones hay colaboradores reservados y callados, que siempre cumplen y entregan todos sus pendientes sin presumirlos o anunciarlo con el jefe, a esa personalidad se le conoce como “empleado invisible”. Aunque es un término que puede sonar negativo, esto no significa que se trate de empleados que no sean productivos.
Existen diversos factores por los cuales un empleado tiende a hacer su trabajo en silencio y sin llamar la atención, ya sea por cuestiones emocionales o simplemente porque no le gusta atraer las miradas de los demás, pero que siempre trata de cumplir con sus deberes.
De acuerdo con Randstad, el empleado invisible es ese profesional anónimo que desarrolla sus competencias en silencio y nunca es objeto de reconocimientos entre sus compañeros o líderes, prefiere no alardear de sus éxitos y solo procura hacer bien su trabajo.
Expone que lejos de aquellos empleados que persiguen constantes alabanzas, en un personal “invisible” se encuentra un perfil de talento que decide por voluntad propia quedarse en segundo plano, con un alto nivel de autoexigencia y un trabajo excelente.
“La invisibilidad en el trabajo no tiene por qué asociarse a una falta de profesionalidad o un desempeño mediocre. Por el contrario, puede tratarse de un talento sumamente valioso que siempre garantiza una excelencia en su productividad, pero pasa desapercibido”, resalta.
Por su parte, Etna Hernández Torres, especialista en procesos de Bienestar y Felicidad Organizacional, comenta que entre las organizaciones existe la idea de que un empleado invisible es malo; sin embargo, se trata de una persona muy enfocada en ser eficiente.
“Lamentablemente en nuestro país le damos más valor a una persona extrovertida. Una persona invisible, no es improductiva o poco valiosa, normalmente no se llegan a quejar de cosas, no necesitan reconocimiento, son discretos en su trabajo. Incluso cuando se ausentan, se nota, porque son personas que cumplen”, refiere.
Detalla que al ser personas que no presumen sus éxitos, lamentablemente se pierden de la vista de mucha gente, incluso de sus propios jefes.
Agrega que existen dos tipos de trabajadores invisibles, los que deciden mantenerse en segundo plano porque su personalidad es así; y los invisibles que, haciendo un buen trabajo, quieren ser vistos, pero ante la falta de confianza no levantan la voz.
En tanto, Yunue Cárdenas, Ceo y fundadora de Menthalising, destaca que un colaborador invisible puede estar ausente de conversaciones claves sobre el desarrollo o el reconocimiento en una organización, donde los líderes tienen un papel fundamental.
“Debe existir un cambio de switch desde los líderes, de cómo observa también a su gente, el hecho de que no esté alardeando, diciendo, quejándose, no quiere decir que no estén pasando cosas. Entonces, tú también tienes que tener la capacidad de aperturar esa conversación”, comenta.
Expone que es necesario revisar si el entorno es de poca seguridad psicológica, porque las personas se invisibilizan al perder el sentido de pertenencia, “y eso va haciendo que la gente se desvincule emocionalmente de la empresa y no se sientan valorados.
En ese sentido, Adecco señala que los empleados que no son valorados ni reconocidos por su esfuerzo, tienden a perder motivación, lo que genera un ciclo de insatisfacción laboral.
Agrega que, el 69% de los empleados que planea renunciar a sus trabajos indica que seguiría en su rol actual si se le ofreciera reconocimiento y recompensas por sus logros. A pesar de esto, solo 19% de los líderes considera el reconocimiento como una prioridad estratégica.
“Sin programas formales de reconocimiento y una cultura de celebración de los éxitos de un individuo, es más probable que los empleados se sientan poco valorados y busquen nuevas oportunidades laborales en otras empresas”, apunta.
Empresas pueden ayudar
Etna Hernández señala que las organizaciones pueden ayudar a los trabajadores invisibles con diferentes estrategias, sin afectar su labor y el cumplimiento que realizan a diario.
“Deben no categorizar o estigmatizar a ese colaborador que es invisible y sobre todo saber que todos necesitamos una dosis de reconocimiento. Entonces, cuando es una persona invisible quiere ser visible, pero tiene una baja autoestima, entonces no tiene desarrollo del trabajo, pero la empresa puede ayudarle”, comenta.
Según Mercer, para motivar a todo el personal a desempeñarse y comprometerse con los valores de la empresa y que nadie se quede sin apoyo, es fundamental contar con los programas adecuados de recompensas para empleados.
Para aprovechar plenamente el potencial de las recompensas como herramienta de compromiso de los empleados y de atracción de talento, las organizaciones deben ir más allá de la remuneración y beneficios generales.
En tanto Yunue Cárdenas apunta que es fundamental la comunicación, porque el trabajador silencioso debe generar cada cierto tiempo un diálogo con sus superiores.
“Yo reforzaría mucho el tema de la comunicación, de la escucha activa, una forma de romper el silencio es empezar por el propio reconocimiento justo, buscar establecer mecanismos de retroalimentación estructurada”, afirma.
Con información de Eduardo de la Rosa, El Economista.↵
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