Cooperativa Invernaderos Dafarios Familia las produce flores de ornato
En el paraje Tlamelac, de la zona chinampera de San Luis Tlaxialtemalco, Xochimilco, la cooperativa Invernaderos Dafarios Familia inició el cultivo de flor de nochebuena, que dentro de cuatro meses comenzará a comercializar para decorar hogares y espacios públicos de la ciudad durante las festividades decembrinas y de Año Nuevo.
Las plantas tienen ahora una altura de 10 a 18 centímetros y alcanzarán entre 60 y 70, explica Oswaldo Espinosa Cruz, representante legal de la empresa, quien no duda en señalar que entre las variedades de plantas de ornato que se cultivan en sus invernaderos, la flor de nochebuena es su preferida, aunque es la que más tiempo y cuidados requiere en su producción, pero también el esfuerzo y la paciencia se compensan al ser la más redituable para la cooperativa familiar.
Oswaldo pertenece a la segunda generación de productores de plantas de ornato, aromáticas y medicinales en la zona chinampera de ese poblado, y recuerda que antaño su papá llegó a sembrar romeritos.
Desde niño, él y sus seis hermanos lo acompañaron a trabajar los cultivos y en algún momento se salió, pero regresé de la fábrica a la chinampa y logró con su familia hacer de la floricultura un negocio rentable que empezó en el año 2000 con 500 metros cuadrados de tierra, superficie que en 24 años han incrementado mediante la renta y comprar de otras chinampas.
Amor por el campo
Cuenta que en ese entonces tenía 25 años, su papá lo ayudó a comprar a un familiar esos 500 metros cuadrados de chinampa y le dijo ahora dale.
En 2009 quiso obtener un apoyo gubernamental, pero la superficie del terreno no era elegible para acceder al programa y vio que le convenía formar una cooperativa.
Con sus familiares Hilda y Rosario Urbina González, Dafne Espinosa Urbina y Ana Laura Rosas Urbina, se constituyeron como Invernaderos Dafarios Familia, (nombre que concibieron al combinar las primeras letras de sus nombres).
A 15 años, afirma que fue la mejor decisión que pudieron haber tomado, porque además del acceso a apoyos del programa de constitución y fortalecimiento de empresas sociales y solidarias de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo, que utilizaron en la adquisición de malla para el invernadero, un sistema de riego por goteo que se puede montar y quitar según el tipo de cultivo, y la instalación de una olla de captación de agua pluvial para 12 mil litros, entre otras, descubrieron que esa figura jurídica les facilitaba la comercialización de sus productos.
Actualmente, la cooperativa cultiva en 5 mil metros cuadrados, da empleo a cuatro personas del rumbo y en temporada fuerte contratan a siete u ocho más; de sus chinampas han salido plantas como agapando, lirio, lavanda y romero que embellecen camellones de vialidades como el Circuito Interior, rutas del trolebús y senderos seguros.
Con la pandemia lograron aprovechar el confinamiento para vender arúgula, albahaca, menta, hierbabuena, lechuga y acelga, entre otras, con las que se elaboraban huertos urbanos como una forma que encontraron muchas personas para sobrellevar el encierro.
Eso nos mantuvo en pandemia, hubo muy buena venta y se sembró la semillita de producir en casa. Hay mucha gente que sigue manteniendo sus huertos y algunas personas hasta han hecho de esto un negocio.
Explica que las temporadas fuertes para la cooperativa comienzan en enero y febrero, con la producción y venta de tulipán; en mayo, la dalia, elia, geranio, belén nueva guinea, clavelina, pensamiento y gazania, pero principalmente dalia, una variedad que piden de Holanda con flores de mayor tamaño. De octubre a diciembre es con las flores de cempasúchil y nochebuena.
Para la comercialización de sus productos cuentan con locales en el mercado Madreselva, local 1321-A, y en el de flores de San Luis Tlaxialtemalco, también trabajan con empresas contratadas para intervenir espacios públicos y por medio de sus redes sociales en Facebook, donde están como Invernaderos Dafarios Familia.
Oswaldo invita a la gente a vivir la experiencia de acudir directamente a la zona chinampera para adquirir sus plantas en sus viveros, ya que piensa que acercarse a la naturaleza genera una mayor conciencia de la importancia de preservar los ecosistemas, como el de esa zona lacustre, que además de proveer de oxígeno a la ciudad, ayudan a la infiltración de agua al acuífero.
Por último, afirma que la nostalgia por una actividad que realizaba desde pequeño y contribuir a aminorar el impacto al medio ambiente lo llevaron a dejar la fábrica para regresar a la chinampa.
Con información de Ángel Bolaños, La Jornada.↵
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