Cuidados de personas mayores lleva a 48% de los trabajadores a dejar su empleo
Renunciar a su trabajo, trabajar menos horas o en empleos no satisfactorios pero que permitan compaginarse con los cuidados, son sólo algunas de las medidas que deben tomar los cuidadores de personas mayores.
¿Cuántos personas con cuidados no remunerados de adultos mayores se han visto rebasadas por la labor y terminan abandonando el mercado laboral? En Latinoamérica el cuidado sin paga afecta negativamente el empleo y el desarrollo profesional, refiere el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Un informe del BID revela que 48% de los trabajadores que cuidan a personas mayores dejan de trabajar debido a sus responsabilidades y la dificultad de balancear ambas actividades.
“Este resultado tiene implicaciones importantes para la igualdad de género, dado que, entre los encuestados, 88% de los cuidadores no remunerados y 92% de los cuidadores remunerados son mujeres”, indica el organismo en su estudio Cuidadoras de personas mayores: sobrecargadas y mal pagadas.
Si bien no todos los cuidadores de personas mayores sin paga renuncian, sí deben tomar otras medidas para hacerle frente a esta responsabilidad, por ejemplo, 20% reduce las horas de trabajo remunerado.
Otras más aceptan un trabajo menos satisfactorio que sea más compatible con las responsabilidades de cuidado (17%); y en una proporción menor (12%), se enfrentan a menos oportunidades de avanzar en la carrera profesional.
El estudio retoma la Encuesta Nacional sobre el Sistema de Cuidados en México, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), para aterrizar la idea de brecha de cuidados que hay entre hombres y mujeres.
Esto porque en el país, 68.4% de las mujeres desea trabajar, pero no pueden debido a sus responsabilidades de cuidado de niños, enfermos o personas mayores.
Para las mujeres en México, tener padres con necesidad de cuidados, reduce tanto la probabilidad de conseguir un empleo como el número de horas que destinan al mercado laboral.
En Uruguay, la economía con el primer Sistema de Cuidados formal de la región, ocurre algo similar, pues 40% de las mujeres en el sector privado trabajan 20 horas a la semana o menos, en comparación con sólo 14% de los hombres.
El impulso es el amor, no el dinero
El análisis del BID refiere que, si bien el cuidado se asocia con sentimientos de utilidad y satisfacción, las cargas de trabajo excesivas y la falta de descanso, apoyo psicológico y formación afectan negativamente el bienestar de quienes asumen esta laboral, en la mayoría de los casos, no remunerada.
“La literatura documenta que la carga del cuidado empeora la salud, la participación en el mercado laboral y el bienestar financiero, además de aumentar la prevalencia de síntomas depresivos, así como el uso de antidepresivos, tranquilizantes, analgésicos y agentes gastrointestinales”, se lee en el estudio.
No obstante, al menos tres de cada cuatro cuidadores no remunerados declaran que su rol les proporciona satisfacción y mejora su relación con la persona a la que cuidan. El cuidado puede ser una fuente de realización personal y una vía para fortalecer la relación con el receptor.
Tal vez esa sensación de satisfacción es la que lleve a los cuidadores no remunerados a asumir voluntariamente la responsabilidad, según el estudio 59% toma este rol porque así lo desea.
Aunque otra parte de los encuestados (30%) también indica que asume las tareas de cuidado de personas mayores únicamente porque nadie más puede hacerlo.
Si bien la satisfacción es uno de los factores que reportan los cuidadores no remunerados para asumir este papel, no es sencillo. El estudio del BID muestra que pasan en promedio 16 horas al día en el cuidado de familiares, amigos o vecinos.
“Los cuidadores remunerados trabajan entre 11 y 12 horas al día durante más de 5 días a la semana. En el extremo más bajo del espectro, se encontró que en Uruguay las personas que proporcionan cuidado a personas mayores en residencias o en el hogar trabajan un promedio de 44.7 horas por semana”, señala la investigación.
En ese sentido, los cuadros de agotamiento que tienen la personas cuidadoras de adultos mayores, así como la depresión y la ansiedad, se deben a esas largas jornadas de trabajo que les restan tiempo para la vida social e incluso les provoca peleas en sus relaciones interpersonales.
Al menos 48% de los cuidadores no remunerados informa que no pueden recibir la atención médica que necesitan debido a sus responsabilidades. Además, uno de cada tres cuidadores reporta problemas durante las dos semanas anteriores en sus relaciones con amigos, familiares o pareja debido a sus responsabilidades de cuidado.
De esta manera, el estudio refiere que la formación y el reconocimiento para los cuidadores, así como la protección de su salud física y mental, resultan clave para lograr una atención de larga duración de alta calidad.
Con información de Sonia Soto, El Economista.↵
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